septiembre 04, 2008

Hacia una visión planetaria con David Spangler



Escritor y educador nacido en los Estados Unidos. Entre 1970 y 1973 vivió con la Comunidad Findhorn de Escocia, donde inició su programa educacional y escribió algunos libros. Ahora tiene su base en la Universidad de Wisconsin, donde continúa conferenciando y enseñando. Mantiene un delicado equilibrio entre la visión espiritual y las preocupaciones prácticas. Entre sus libros están Revelation y The Laws of Manifestation.

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Gente distinta llega a este tópico del planeta y su totalidad y la totalidad de nuestra especie desde diferentes puntos de vista; experiencias diferentes nos precipitan hacia esa captación, o hacia la búsqueda de ese darse cuenta. Por ejemplo, donde estoy viviendo, cerca de Milwaukee, uno de los tópicos principales que capturan la atención de la gente es la ecología, formas alternativas de energía, agricultura, biorefugios, aldeas con energía solar, transformación social y política. Resulta interesante salir de un año de ausencia en la Costa Oeste y participar de una conferencia en Asilomar donde no se dijo una palabra sobre energía solar, viviendas subterráneas, biorefugios, refugios nucleares o lo que tengan. Nada se dijo sobre conciencia social. Se dijo un montón sobre evolución personal, experiencia personal y ponerse en contacto con el espíritu interno de uno mismo. Fue algo mucho más experiencialmente orientado que cualquier cosa con la que haya tenido que ver durante los últimos doce meses.

Sin embargo, donde vivo, mucha energía parece estar orientada hacia preocupaciones sociales, y es allí donde la gente es impulsada a mirar hacia afuera y preguntar, "¿Qué necesita el planeta? ¿Qué requiere ello de mi?". En Asilomar estábamos conversando acerca de lo que podría constituir una conferencia exitosa y percibimos que para muchos el criterio del éxito era: "¿Logré la experiencia particular que estaba buscando?". Mientras que en noviembre efectuamos una conferencia en Milwaukee llamada "Transformación: Una visión de los '80 y más allá" donde el criterio del éxito era "¿Qué he aprendido - una habilidad práctica, una tecnología- que pueda ahora llevar a mi sociedad y usarla en mi vecindario o gobierno o iglesia o lo que fuera?".

Ambos puntos de vista, siento yo, resultan necesarios. Pues representan dos valiosas y validas polaridades o complementos.

En mi caso, el sentido de querer trabajar con y explorar la visión planetaria no surgió de ninguna de esas cosas. Brota de una conciencia social, que salió de una serie de experiencias místicas que se produjeron cuando era bastante joven; la suma total de lo que me llevó al punto de decir.

"El planeta es un ser viviente" - lo que de ningún modo fue un nuevo descubrimiento en la faz-de la tierra.

De hecho, esta es probablemente una de las pocas culturas en la historia que no ha tenido este concepto como parte de sus creencias ortodoxas. Pero para mi resultó ser una captación importante, puesto que emanó de una experiencia directa. Y mis imágenes de la Nueva Era, o un período de transformación evolucionaria, emanaron de dicha experiencia en el sentido de que como ser en evolución, nuestro planeta también esta dando algunos pasos que para el resultan probablemente subjetivos, pero que para nosotros son muy objetivos. Y a partir de allí para mi la pregunta ha sido: "¿Cuáles son las implicancias de ello en mi vida y para todos nosotros como colectividad?".

Mi perspectiva particular de las cosas ha sido orientada hacia la visión de la Tierra como un ser total evolucionando, pero su evolución - su encuadre temporal - es de una naturaleza bastante distinta a la nuestra. Ha salido un nuevo libro llamado Lifetide, del Dr. Lyall Watson. Es un naturalista y biólogo que ha escrito un número de libros; en uno de ellos explora la evolución y pone al frente algunas nuevas perspectivas sobre sus mecanismos. En un segmento particular, debate diversos marcos temporales, y dice que en el encuadre temporal de la Tierra lo que para un ser viviente representa un año podría ser el equivalente de un minuto. Sigue y dice:

"Además, la forma de la Tierra podría asumir una forma enteramente distinta. Vista desde el espacio, la atmósfera exterior configura la caparazón externa de una esfera, con la tierra sólida en su núcleo". De ese modo, el planeta podría parecerle a un ser así como un tubo hueco, con vida en su interior. Por supuesto, ha habido un número de experiencias místicas y psíquicas que la gente ha tenido con la Tierra como algo hueco. En efecto, desde tal perspectiva, está habitada en el interior. Ese biólogo dice que si elevaras tu conciencia al marco temporal de un ser de estructura terrestre -asumiendo a la Tierra como un ser viviente - lo que percibirlas seria exactamente ese tipo de mundo.

Ahora bien, para un ser de esa naturaleza, las preocupaciones de la humanidad ocupan una perspectiva distinta. En mi propia experiencia, esa perspectiva no se preocupa menos, pero decididamente posee una impersonalidad no humana al respecto, y encara de modo diferente nuestras propias experiencias evolucionarias.

Ahora, cuando pienso acerca de trabajar en la evolución consciente para tratar de ayudar al desenvolvimiento de mi mundo, una de las primeras preguntas que debo formularme es "¿En qué consiste ese mundo? ¿Estoy hablando sobre mi nación, mi sociedad, mi cultura, mi especie, todas las cosas que me son familiares? ¿Hasta qué punto deseo que vaya mi participación? ¿Cuáles son mis limites?" Por ejemplo, supongan que me percato de que al emprender el curso de alinearme con el desenvolvimiento de la Voluntad planetaria, llevándolo hasta su conclusión, yo y todo con lo que tengo familiaridad en mi sociedad tendrían que desaparecer. Quizás yo y todos mis amigos tendríamos que descorporizarnos. ¿Como manejarse con una imagen de esa naturaleza?

Bien, no estoy diciendo que esa sea la imagen correcta, pero sin embargo me encuentro confrontando posibilidades que me fuerzan a mirar más allá de mi perspectiva humana. Y cuando ello ocurre, tengo que preguntarme, "¿Es la perspectiva humana la perspectiva de mi especie o mi sistema particular de creencias?. ¿O estoy deseando olvidar esas particulares imágenes y visiones de cómo siento que el mundo debería ser y cómo tendría que funcionar, y pasar por encima de ese borde hacia un área que incorpora lo humano pero que asimismo lo trasciende?".

Para mí, el espíritu de la Tierra es consciente de ese principio totalista, y en consecuencia no funciona olvidando ni desconsiderando el bienestar humano o el bienestar de cualquier forma de vida o existencia sobre el planeta. Pero está buscando integrar-se, encarnarse más plenamente en la condición humana. Hace poco lo he visto escrito en un libro que discutía la Hipótesis Gaia: esta imagen de que la humanidad es el sistema nervioso del mundo, y que por fin hemos llegado al punto donde el mundo puede comenzar a reflexionar sobre si mismo. A través de la humanidad el mundo ha desarrollado una conciencia auto-reflexionadora.

Empero, yo sugeriría que en verdad todavía estamos a dos o tres peldaños de ese punto, puesto que todo lo que estamos reflejando en este momento es nuestra propia perspectiva humana de las cosas. Aún tenemos que desarrollar una conciencia planetaria reflexiva; o sea, todavía no pensamos en términos de qué significa esto para los árboles, para las rocas, para el suelo, para los ríos, y los ciervos y los antílopes. Por tal cuestión, todavía no somos muy acertados siquiera pensando sobre lo que significa para la humanidad: nos sale mejor cuando pensamos que significa para nuestra porción de humanidad.

Así que todavía no hemos alcanzado un plinto de captación planetaria, una reflexión planetaria donde podríamos decir "Somos de hecho la conciencia despertante del planeta".

Inicié mi propia exploración de estas cosas a partir de sentir que estaba esta presencia dentro del mundo buscando muchísimo exactamente esta especie de percatación reflexiva en una forma encarnada que pudiésemos comprender. Y quitando cualquier evidencia ulterior de las ballenas y los delfines, la humanidad es la especie particular dada a desenvolver tal cosa -inclusive si hallamos que las ballenas y los delfines ya lo están desenvolviendo, ¡eso no nos descarta! Somos todavía la especie físicamente más manipulativa, y somos quienes nos hallamos ocupadísimos alterando la faz de las cosas.

En cierto sentido, la humanidad es la concretización de la capacidad de la Tierra para formar imágenes y pensar. Con ello quiero decir que cuando pienso, cuando formo imágenes en mi mente, esas imágenes alteran entonces el efecto, días pautan mis experiencias-mi mundo. Y de hecho poseemos ese análogo efecto pautador.

Así, había empezado a decir, hay para mi un sentido de una anhelante presencia que busca corporizarse en la condición humana mediante aquellos que puedan descubrir en su propio darse cuenta una práctica, una disciplina, un modo de vida que podría expandir su pensamiento a fin de que puedan actuar no sólo a favor de su humanidad, sino también para servir como canales para los pensamientos de la Tierra. No veo esto primariamente en niveles individuales, sino en niveles colectivos. Si desarrollo o, no esta capacidad es importante para mi, pero a esta altura puede haber maneras en las que no pueda desarrollarlo como una persona sola. Pero podríamos desarrollarlo en relación.

Dado que esta aspiración se encontraba allí para que el espíritu de la Tierra tomara una encarnación mayor, los acontecimientos se configurarán consecuentemente para llevarla a cabo. Ese ha sido mi auto de fe guía durante estos años.

Referente a la conveniencia de colonias espaciales: Hay dos perspectivas diferentes que en un nivel parecen contradecirse una a otra. Una dice, "Vayamos al espacio exterior", y la otra está diciendo, "No, debemos hacer nuestra obra aquí en la Tierra y cuidar la Tierra". Desde ambas está emergiendo un sentido similar de "¿Cómo profundizamos nuestra percatación de lo que significa ser planetario - o sea, un ser que es parte del planeta, que representa al planeta, que es un agente para la encarnación del planeta, que es la encarnación del planeta? ¿Que significa ser más que un mero individuo en la sociedad, darse cuenta que la sociedad mayor de la cual somos parte es la biosfera ecológica integra y más todavía?.''

En la Isla Príncipe Eduardo de Canadá hay un biorefugio que han construido los Todd-es llamado "El Arca"- y que esencialmente es una enorme granja-árbol. Todos los árboles crecen en interiores, en un extenso invernadero, que también posee tanques verticales de peces donde estos crecen para proporcionar proteínas. Para vivir en esta casa, donde todo el calor " buena parte de la energía proviene de sistemas naturales - solar, eólica y biológica - uno tiene que saber mucho más que cómo girar una perilla para que se encienda la luz. Si uno no puede situarse en el encuadre mental de ser un granjero o más que eso - algo equivalente a, en Findhorn, Pan, especie de dios de la miniecología -, si uno no puede meterse en ese medio mental, su casa va a comenzar a derrumbarse. No va a tener calor meramente cuando lo desee; y menos va a tener la energía requerida: su fuente alimenticia va a morirse. Si voy a vivir en una casa de esa naturaleza, tengo que comenzar a pensar en mi mismo como un participante activo de una ecología.

Pero lo mismo seria verdad si salgo al espacio para una colonia espacial, puesto que allí no puedo permitirme olvidarme del hecho de que estoy viviendo en un sistema ecológico contenido, interdependiente, en el cual hay apenas un par de metros entre uno y el vacío. Un error de armonización con los procesos vivientes que me sostienen - con los que fácilmente podría desentonar aquí en la Tierra (o con los que podíamos desentonar) - equivaldría a la muerte en cuestión de horas en esa especie de ambiente. Así que allí también aprendo lo que significa no ser apenas una figura contra el fondo de un paisaje, sino una mezcla real, una danza fusionadora del ambiente y la figura. Hay allí un pulso, un ritmo, donde en un momento soy una identidad particular, y en otro momento soy la identidad de mi mundo -la esencia de mi mundo procurando manifestarse, tratando de expresarse.

Mi mundo se prolonga para organizarse a si mismo internamente, así puede dar un paso en la conciencia. Para mi, nuestro mundo esta involucrado en una gran danza de relación con dimensiones y seres muy removidos de lo humano. Tiene su propio entorno, en el cual se halla evolucionando, participando y contribuyendo; y desde el cual se halla recibiendo. Creo que mientras atravieso este proceso de maduración se hace posible para mi ser un miembro activo de mi entorno. Y todos atravesamos dichos procesos. Así lo hace mi mundo. En este exacto momento estamos viviendo a través de un dramático remodelamiento a nivel planetario, una mudanza de la conciencia planetaria.

A nivel humano la llamada a la unidad humana tiene definidos valores humanos. No poseemos idea alguna de lo que podríamos crear como especie si estuviésemos unidos; nunca lo hemos experimentado; carecemos de precedentes. Lo sé en aquellos momentos especiales cuando cada segmento de mi ser se junta, y me siento entero, parecería como si no hubiese nada que no pudiera lograr si me abocara a ello, y ninguna energía se desperdicia; todo apunta hacia ese logro.

Si eso sucediera a nivel de la especie, seria algo increíble. Pero la unidad humana también tiene un valor para el mundo como representando la creación de un formato, una matriz, un proceso viviente subjetivo e integrado, que permitiría cualidades que son transpersonales para que nuestro planeta las reciba, las experiencias, las establezca y las digiera.

Al perseguir este fin, parecería estar desarrollándose una yoga que es planetaria. Esta viniendo en tiras y pedacitos desde un número de fuentes que he mencionado, pero en conjunto define una senda del espíritu planetario. En tiempos pasados, adorábamos a la Tierra como si fuese un dios o una diosa, y no lo es. No es el Creador. Pero es un ser de gran poder. La espiritualidad planetaria, para mi, significa aprender a practicar cómo ser la encarnación de ese poder y presencia espiritual, aprender a practicar la perspectiva del alma mundial así como practico mi propia perspectiva, viendo que ambas no se chocan, que no se disipan ni disminuyen entre si. Puede ocurrir, así que tenemos que construir los puentes. Parte del trabajo en que siento se aplica nuestro tiempo es la construcción de esos puentes. No estoy seguro acerca de qué son esos puentes; sólo veo la necesidad de ellos y la necesidad de enunciar y trabajar para llevar nuestra conciencia hacia una vibración rítmica con la de nuestro planeta como entidad viviente.


© I.S.C.E. (Instituto para el Estudio de la Evolución Consciente).


junio 09, 2008

La Idea de Múltiples Universos Es Más Que Una Fantástica Invención




Nuestro universo podría ser únicamente un islote aislado en el seno de un inmenso “multiverso”. Muchos modelos actuales, ya sean admitidos (como la relatividad general) o especulativos (como la teoría de cuerdas), conducen naturalmente a multiversos. Estos universos múltiples no son teorías, sino consecuencias de teorías elaboradas para responder a cuestiones específicas de la física de partículas o de la gravitación. Muchos problemas centrales de la física teórica –complejidad y naturalidad- encuentran así una explicación natural. Esta propuesta revolucionaria no está sin embargo exenta de peligros conceptuales y exige una profunda reflexión epistemológica.

Autor: Aurélien Barrau

Aurélien Barrau, físico del Laboratorio de Física Subatómica y de Cosmología de Grenoble, fue en 2006 Premio Internacional Bogoliubov para jóvenes científicos por sus investigaciones sobre “los fenómenos cuánticos en las cercanías de los agujeros negros”. El artículo que ahora reproducimis se publicó originalmente en el CERN Courier, Diciembre 2007, págs. 13-16. Se reproduce con autorización del CERN Courier y de su autor. Traducción del ingles: Yaiza Martínez.

¿Es nuestro universo en su conjunto una pequeña isla contenida dentro de un meta-mundo infinitamente vasto y diversificado?

Este hecho podría ser una de las más importantes revoluciones en la historia de las cosmogonías o, por el contrario, solamente una engañosa declaración que refleja nuestra incapacidad de comprensión de la mayoría de las leyes fundamentales de la física.

La idea en sí misma no es nueva: desde Anaximandro hasta David Lewis, los filósofos han considerado a fondo este hecho incierto. Lo que resulta especialmente interesante hoy día es que emerge, casi de manera natural, a partir de algunas de nuestras mejores –aunque a menuda más especulativas- teorías físicas. El multiverso no es un modelo, sino una consecuencia de nuestros modelos. Ofrece una comprensión obvia de la peculiaridad del estado físico de nuestro propio universo. La propuesta es atractiva y creíble, pero requiere de una profunda reconsideración de la física actual.

A primera vista, el multiverso parece descansar fuera de la ciencia porque no puede ser observado. ¿Cómo –siguiendo la prescripción de Karl Popper- puede una teoría ser refutada si no podemos comprobar sus predicciones? Esta manera de pensar no es en realidad correcta en el caso del multiverso por varias razones. En primer lugar, las predicciones pueden realizarse en el multiverso: éste nos conduce sólo a resultados estadísticos, pero también es cierto que cualquier teoría física de nuestro propio universo se debe tanto a las fluctuaciones cuánticas fundamentales como a la medición de incertidumbres.

En segundo lugar, nunca ha sido necesario comprobar todas las predicciones de una teoría para considerarla científicamente legítima. La relatividad general, por ejemplo, ha sido verificada ampliamente en el mundo visible y esto nos permite aplicarla a los agujeros de gusano, incluso a pesar de que resulta imposible entrar en ellos para probarla.

Por último, el racionalismo crítico de Popper no representa la última palabra en la filosofía de la ciencia.

Sociólogos, estudiosos de la estética y epistemólogos han demostrado que existe otro criterio de definición que considerar. La historia nos recuerda que la definición de ciencia sólo puede proceder de la praxis: ningún área en actividad de la creación intelectual puede ser estrictamente delimitada desde fuera. Si los científicos necesitan modificar las fronteras de su propio campo de investigación, sería difícil justificar una fórmula filosófica que los prevenga de hacerlo. Ocurre lo mismo en arte: casi todas las innovaciones artísticas del siglo XX han transgredido la propia definición de arte legada por la estética del siglo XIX.

Al igual que la ciencia y los científicos, el arte viene definido desde el interior, por los propios artistas.

Una posibilidad real

Por todas estas razones, se debe considerar seriamente la posibilidad de que vivamos en un multiverso. Esto podría ayudar a comprender los problemas de la complejidad y de la sencillez. El hecho de que las leyes y consensos de la física parezcan tan afinados como para permitir la existencia de la vida en ingentes cantidades procedentes de valores extremadamente “improbables”, resulta obvio a partir de la suposición de que nuestro universo es sólo una pequeña parte de un vasto multiverso, en el que las diferentes regiones presentan leyes distintas.

Desde esta perspectiva, vivimos en una de las áreas “antrópicamente favorables”. (En cosmología el principio antrópico establece que cualquier teoría válida sobre el universo tiene que ser consistente con la existencia del ser humano. N. de la R.)

Esta selección antrópica posee dimensión estrictamente teleológica y no teológica, sin ninguna relación con cualquier tipo de “diseño inteligente”. No sería otra cosa que la generalización evidente del efecto de selección que ya debe ser considerado dentro de nuestro propio universo. Cuando se maneja cualquier muestra, resulta imposible no preguntarse si es representativa del conjunto entero, y esta cuestión por supuesto debe extenderse cuando se considera nuestro universo dentro del multiverso.

El multiverso no es una teoría. Aparece como consecuencia de algunas teorías, que además tienen otras predicciones que pueden probarse dentro de nuestro propio universo.

Existen muchos tipos distintos de multiversos posibles, dependiendo de las teorías particulares, estando algunas de ellas incluso posiblemente entretejidas.

El multiverso más elemental

El multiverso más elemental es simplemente el espacio infinito predicho por la relatividad general –al menos para las geometrías plana e hiperbólica-. Un número infinito de volúmenes de Hubble (o universo observable, N. de la R.) debería llenar este meta-mundo. En una situación así, cualquier cosa posible (por ejemplo, compatible con las leyes de la física tal y como las conocemos) podría ocurrir. Esto es verdadero porque un acontecimiento con una probabilidad no desvanecida tiene que darse en algún lugar, si el espacio es infinito.

La estructura de las leyes de la física y de los valores de los parámetros fundamentales no puede ser explicada por este multiverso, pero numerosas circunstancias específicas sí pueden comprenderse a partir de las selecciones antrópicas. Algunos lugares son, por ejemplo, menos homogéneos que nuestro volumen de Hubble, así que no podríamos vivir en ellos porque son menos propicios para la vida que nuestro propio universo, en el que las fluctuaciones primordiales están perfectamente adaptadas para dar lugar a la formación de estructuras.

La relatividad general también se enfrenta al tema del multiverso cuando trata los agujeros negros. La máxima extensión analítica de la geometría de Karl Schwarzschild, como se expone conforme a los diagramas de Penrose-Carter, muestra que podría observarse otro universo desde el interior de un agujero negro. Se sabe con seguridad que esta interesante característica desaparece cuando el colapso se considera dinámicamente.

La situación se vuelve sin embargo aún más interesante en los agujeros negros, cargados eléctricamente y rotantes, en los que un conjunto infinito de universos con gravedad atractiva o repulsiva aparecen en el diagrama. Los agujeros de gusano que probablemente conectan estos universos son extremadamente inestables, pero eso no altera el hecho de que esta solución revela en sí otros universos (u otras partes de nuestro propio universo, según la topología), accesibles o no. Este multiverso es, empero, muy especulativo, y podría ser sólo una entelequia matemática.

Aún más, nada nos permite comprender de manera explícita como se ha formado.

Pluriverso y agujeros negros

Un pluriverso mucho más interesante está asociado con el interior de los agujeros negros cuando se tienen en cuenta las correcciones cuánticas a la relatividad general. Los saltos deberían sustituir a las singularidades en la mayoría de las aproximaciones a la gravedad cuántica, y esto conduce a una región del espacio-tiempo en expansión en el interior del agujero negro, que puede ser considerada como un universo.

En este modelo, nuestro propio universo podría haber sido creado por un proceso de este tipo, y podría tener también un gran número de universos descendientes, gracias a sus numerosos agujeros negros estelares y supermasivos.

Este hecho podría conducir a una especie de selección natural cosmológica en la que las leyes de la física tendieran a maximizar el número de agujeros negros (porque este tipo de universos generan más universos del mismo tipo).

Por otro lado, también permitiría diversas pruebas posibles de observación que podrían refutar la teoría y que no se afianzarían en el uso de ningún argumento antrópico.

Sin embargo, no está claro cómo las constantes de la física podrían ser heredadas de un universo progenitor por los universos descendientes con sólo pequeñas variaciones arbitrarias, y el modelo detallado relacionado con este escenario aún no existe.



Multiverso y Teoría de Cuerdas

Uno de los multiversos más ricos es el asociado con el hallazgo fascinante de la cosmología inflacionaria y la teoría de cuerdas. Por un lado, la inflación eterna puede ser comprendida considerando un campo escalar masivo que tendría fluctuaciones cuánticas que, en la mitad de las regiones, incrementarían su valor. En la otra mitad, las fluctuaciones reducirían el valor del campo.

En la mitad en que los campos aumentan, la cantidad extra de densidad de energía originaría una expansión del universo más rápida que en la otra mitad, en la que los campos disminuyen.

Tras un tiempo, más de la mitad de las regiones tendrían un valor mayor que el del campo, simplemente porque se expanden más rápido que en las regiones de campo débil. La media del valor del volumen del campo se elevaría entonces, y siempre habría regiones en las que el campo es alto: la inflación se convertiría en eterna.

Las regiones en las que el campo escalar fluctuaría a la baja se desgajarían del árbol de inflación eterna y saldrían de la inflación.

Tercer cambio de paradigma

Por otro lado, la teoría de cuerdas ha afrontado recientemente un tercer cambio de paradigma. Tras las revoluciones de la supersimetría y de la dualidad, ahora tenemos el “paisaje”. Esta metáfora hace referencia a un gran número (quizá 10 elevado a 500) de posibles falsos vacíos de la teoría. Las leyes de la física conocidas podrían simplemente corresponder a una isla específica entre muchas otras. El gran número de posibilidades surge a partir de diferentes elecciones de variedades de Calabi-Yauh y de diferentes valores de flujos magnéticos generalizados sobre diferentes ciclos de homología.

Entre otros enigmas, el increíblemente extraño valor de la constante cosmológica (¿por qué están los 119 primeros decimales del valor “natural” exactamente compensados por algunos fenómenos misteriosos, pero no los 120 primeros?) podría aparecer simplemente con un efecto de selección antrópica, dentro de un multiverso donde casi cada valor posible está concretado en algún lugar.

En esta etapa, cada universo-burbuja está asociado con una realización de las leyes de la física y contiene en sí mismo un espacio infinito en el que todos los fenómenos contingentes ocurren en algún lugar. Dado que todas las burbujas se encuentran desconectadas causalmente para siempre (debido a la rápida “creación espacial” por la inflación), no sería posible viajar y descubrir nuevas leyes físicas.

Este multiverso –si fuera verdadero- supondría un cambio radical en nuestra profunda comprensión de la física. Las leyes reaparecerían como tipos de fenómenos; el precepto ontológico de nuestro universo debería ser abandonado. En otros lugares del multiverso existirían otras leyes, otras constantes, otra cantidad de dimensiones; y nuestro mundo sería sólo una pequeña muestra.

Esto podría suponer la cuarta herida narcicista, tras las producidas por Copérnico, Darwin y Freud.

Multiverso y mecánica cuántica

La mecánica cuántica se encuentra probablemente entre las primeras ramas de la física que han conducido a la idea del multiverso. En algunas situaciones, predice de manera inevitable la superposición.

Para evadir la existencia de los gatos de Schrödinger macroscópicos, simultáneamente muertos y vivos, Bohr introdujo un postulado de reducción que presenta dos desventajas considerables: la primera, que lleva a una interpretación filosófica extremadamente intrincada en la que la correspondencia entre las matemáticas subyacentes de la teoría física y el mundo real dejaría de ser isomórfica (al menos no lo sería en todos los tiempos) y, en segundo lugar, viola la unitariedad (una propiedad matemática de las ecuaciones, N. de la R.). Ningún fenómeno físico conocido – ni aún la evaporación de los agujeros negros en las descripciones modernas- hace esto.

Existen buenas razones para considerar seriamente la interpretación de muchos mundos de Hugh Everett. Cada resultado posible de cada acontecimiento puede definirse o existir en su propia historia o universo, a través de la decoherencia cuántica, versus el colapso de la función de onda.

En otras palabras, hay un mundo donde el gato está muerto y otro en el que sigue vivo. Esto es, simplemente, una manera de ajustarse estrictamente a las ecuaciones fundamentales de la mecánica cuántica. Los mundos no se encuentran separados espacialmente, sino que existirían más como universos “paralelos”.

Esta interpretación sorprendente resuelve algunas paradojas de la mecánica cuántica, pero resulta vaga en lo que se refiere a la determinación del momento en que los universos se concretan.

Este multiverso es complejo y, dependiendo de la naturaleza cuántica de los fenómenos de otros tipos de multiversos, podría originar niveles más o menos altos de diversidad.

El Multiverso, una consecuencia

Asimismo, pueden imaginarse multiversos más especulativos, relacionados con un tipo de democracia matemática platónica o con el relativismo nominalista. En cada caso, resulta importante subrayar que el multiverso no es una hipótesis inventada para contestar a una cuestión específica. Simplemente, es una consecuencia de una teoría normalmente construida con otro propósito.

Lo curioso es que esta consecuencia también resuelve muchos problemas complejos y naturales. En la mayoría de los casos, incluso parece que la existencia de muchos mundos se acerca al principio de economía de Ockham, que determina que la asunciones ad hoc deberían añadirse a los modelos para eludir la existencia de otros universos.

Con un modelo dado, por ejemplo, el paradigma de la inflación de las cuerdas, ¿es posible hacer predicciones en el multiverso? En principio, sí, al menos en una aproximación de Bayes.

La probabilidad de observar el vacío i (y las leyes físicas asociadas) es simplemente Pi = Piprior fi, donde Piprior viene determinado por la geografía del paisaje de la teoría de cuerdas y las dinámicas de la inflación eterna, y el factor fi de selección caracterizaría los cambios para un observador para evolucionar en el vacío i.

Esta distribución concede la probabilidad a un observador seleccionado aleatoriamente para estar en un vacío dado. Claramente, las predicciones sólo pueden hacerse por probabilidades, pero esto ya sucede en la física estándar.

El hecho de que podamos observar sólo una muestra (nuestro propio universo) no cambia el método cualitativamente y aún permite la refutación de modelos a ciertos niveles dados de fiabilidad.

Las claves aquí son las peculiaridades bien conocidas de la cosmología, incluso en un solo universo:
• el observador se encuentra sumergido en el sistema descrito
• las condiciones iniciales son críticas
• el experimento es irreproducible “localmente”
• las energías involucradas no han sido probadas experimentalmente en la Tierra
• la flecha del tiempo debe ser conceptualmente revertida

Atajos técnicos

Sin embargo, esta aproximación estadística para testar el multiverso sufre severos atajos técnicos. Primero, mientras parece natural identificar la probabilidad previa con la fracción de volumen ocupada por un vacío dado, el resultado depende sensiblemente de la elección de una hiper-superficie similar al espacio en la que la distribución debe ser evaluada. Este es el llamado “problema de medida” en el multiverso.

Segundo, es imposible proporcionar cualquier sensible estimación de fi. Esto requeriría de una comprensión sobre lo que es la vida –e incluso sobre lo que es la conciencia- y simplemente queda fuera del alcance por el momento. Exceptuando algunos casos favorables –como, por ejemplo, cuando todos los universos del multiverso presentan una característica dada que resulta incompatible con nuestro universo- es difícil refutar explícitamente un modelo en el multiverso. Pero la dificultad práctica no significa que esto sea intrínsicamente imposible. El multiverso permanece dentro del campo de la ciencia popperiana.

Cualitativamente no difiere de otras propuestas relacionadas con las formas comunes de hacer física. Claramente, se necesitan nuevas herramientas matemáticas y predicciones más ajustadas al paisaje (que básicamente es completamente desconocido) para que la falsabilidad sea algo más que un principio abstracto en este contexto.

Además, la falsabilidad es sólo un criterio entre muchos otros posibles y probablemente no debería ser sobredeterminado.

Dos posibles hipótesis

Cuando afrontamos la cuestión del increíble ajuste requerido por los parámetros fundamentales de la física para permitir la emergencia de la complejidad, existen varias vías posibles de pensamiento. Si no se desea utilizar a Dios o a un increíble azar que hayan provocado unas condiciones iniciales extremadamente precisas, quedan dos hipótesis posibles.

La primera sería considerar que dado que la complejidad –y, en particular, la vida- es un proceso adaptativo, podría haber emergido en casi cada tipo de universo. Esta es una respuesta seductora, pero nuestro propio universo nos ha demostrado que la vida requiere de condiciones muy específicas para existir. Resulta difícil imaginar la vida en un universo sin química o con otro número de dimensiones.

La segunda idea es aceptar la existencia de muchos universos con diferentes leyes, y que nosotros estaríamos en uno de ellos, compatible con la complejidad. El multiverso no se imaginó para contestar esta cuestión específica, pero “espontáneamente” aparece en teorías físicas serias, por lo que puede ser considerado como la explicación más simple a la misteriosa cuestión de la naturalidad.

Esto por supuesto no prueba que el modelo sea correcto, pero se debe resaltar que no hay en absoluto un antropocentrismo “pre-copernicano” en este proceso de pensamiento.

¿Idea engañosa?

Bien podría ser que la idea entera de múltiples universos sea engañosa. También que el descubrimiento de las leyes más fundamentales de la física vuelvan obsoletos los mundos paralelos en unos cuantos años o que con el multiverso la ciencia esté entrando en un camino sin retorno.

La prudencia es una máxima cuando la física nos habla de los espacios invisibles. Pero también podríamos encontrarnos ante un profundo cambio de paradigma que revolucionaría nuestra comprensión de la naturaleza y que abriría nuevos campos de posibles pensamientos científicos.

Dado que reposa en la frontera de la ciencia, estos modelos son peligrosos, pero ofrecen una extraordinaria posibilidad para la interrelación constructiva con otras ramas del conocimiento humano.

El multiverso es una idea arriesgada pero, de nuevo, no debemos olvidar que el descubrimiento de nuevos mundos siempre resulta peligroso.



mayo 27, 2008

"Ni siquiera un buen fin justifica que los políticos mientan"

Hans Küng, el reconocido y polémico teólogo suizo analiza en este artículo un tema central de la política de estos tiempos en todo el mundo.


TUBINGA, Alemania.– Un presidente, ¿debería mentir? ¿Debe hacerlo en ciertas circunstancias? Este interrogante ético será fundamental para el sucesor de George W. Bush.

El ex secretario de Estado Henry Kissinger no tiene reparos en justificar las mentiras. Cree que el Estado y, por ende, el estadista tienen reglas morales distintas de las del ciudadano común. Aplicó este criterio en sus años de funcionario del gobierno de Nixon. Más tarde lo defendió enérgicamente en su libro La diplomacia (1994). Allí expresa su admiración por Richelieu, Metternich, Bismarck y Theodore Roosevelt, entre otros muchos personajes históricos.

Cuando le dije que semejante política de poder me parecía inaceptable, él replicó, no sin cierta ironía, que el teólogo veía las cosas “desde arriba” y el estadista, “desde abajo”.

En 2007 formulé la misma pregunta sobre la mentira y la moral política a un buen amigo de ambos: Helmut Schmidt, ex canciller de Alemania Federal, que acababa de dictar la Conferencia sobre etica global en la Universidad de Tubinga. "Henry Kissinger dice que el Estado tiene una moral diferente de la del individuo. Es la vieja tradición maquiavélica -le expresé-. ¿Acaso el político que se ocupa de las relaciones exteriores tiene, en realidad, una moral especial?"

"Estoy firmemente convencido de que no hay una moral diferente para el político, incluido el que trata las relaciones exteriores -respondió Schmidt-. Muchos políticos europeos del siglo XIX sostuvieron lo contrario. Tal vez Henry sigue viviendo en el siglo XIX... No lo sé. Tampoco sé si todavía defiende ese punto de vista."

Aparentemente, sí. Hace poco, al recomendar una mayor participación militar en las guerras de Irak y Afganistán, Kissinger se mostró como un político que continúa pensando en términos maquiavélicos. Por otro lado, en fecha reciente abogó por el desarme nuclear. ¿Es una contradicción o una señal de la sabiduría del anciano?

En las reuniones del Consejo de Interacción -constituido por ex jefes de Estado y de gobierno, y entre cuyos asesores me cuento- también se discuten cuestiones éticas. Recuerdo que en 1997, entre todos los interrogantes en torno a la Declaración de las Responsabilidades Humanas, emitida por el Consejo, ninguno suscitó un debate tan vivo como éste: "¿No hay que mentir?". El artículo 12 de la Declaración se refiere a la veracidad, y dice: "Nadie, por importante o poderoso que sea, debe mentir". Pero le sigue una contrapartida: "El derecho a la intimidad y a la confidencialidad personal y profesional debe ser respetado. Nadie está obligado a decir constantemente toda la verdad a todo el mundo".

Así pues, por mucho que se ame la verdad, no se debe caer en el fanatismo.

Pero no exageremos. Los políticos también son seres humanos y, en un aprieto, hasta una persona veraz puede mentir. No me refiero a las mentirillas jocosas, sino a las mentiras deliberadas. Una mentira es una declaración que no concuerda con la opinión de quien la formula y apunta a engañar a otros, ya sea para perjudicarlos o bien para obtener una ventaja personal. Como dice el Decálogo: "No darás testimonio falso contra tu prójimo" (Exodo 20:16). Cierta vez, un ex ministro de Relaciones Exteriores de un país del sudeste asiático me contó, sonriente, que en su ministerio alguien había definido así a un embajador: "Es un hombre enviado al exterior a mentir". Hoy, ya no se puede construir una diplomacia eficiente a partir de esa noción.

En la época de Metternich y Talleyrand, dos diplomáticos todavía podían mentirse abiertamente el uno al otro. Hoy, pese a todas las astutas tácticas de negociación, la franqueza es un requisito de cualquier diplomacia secreta eficaz. A la larga, el juego sucio y el engaño no dan resultado. ¿Por qué? Porque socavan la confianza. Y sin confianza es imposible hacer una política que modele el futuro.

Por tanto, la primera virtud diplomática es el amor a la verdad. Así lo dijo el diplomático británico sir Harold Nicolson en su libro La diplomacia (1939). De paso, Kissinger sólo menciona este clásico a regañadientes en la página de copyright de su obra homónima. Jamás lo cita en el texto. Esto da la razón a Thomas Jefferson y otros estadistas como él: hay una sola ética, y es indivisa. Ni siquiera los políticos y estadistas tienen derecho a una moral especial. Los mismos criterios éticos se aplican por igual a los Estados y los individuos. Ni aun los fines políticos justifican el uso de medios inmorales.

En consecuencia, la veracidad -reconocida, desde la Ilustración, como el requisito básico de la sociedad humana- rige no sólo para el ciudadano común, sino también, y en particular, para los políticos. ¿Por qué? Porque los políticos son especialmente responsables del bien común. Además, gozan de bastantes privilegios. Si mienten en público y faltan a su palabra (sobre todo después de las elecciones), el resentimiento popular resulta comprensible. En las democracias, lo pagan con la pérdida de confianza, de votos y hasta del cargo.

Las mentiras individuales, como las que soltó el ex presidente Bill Clinton en el caso Monica Lewinsky, son malas. Pero peor es la falsedad que llega al corazón de las personas y a sus actitudes básicas (pudimos percibirla en el presidente Bush en estos cinco años de guerra en Irak). Y lo peor de todo es la mendacidad, capaz de impregnar vidas enteras. Según Martín Lutero, para que una mentira se parezca a la verdad o tenga apariencia de tal, tiene que traer consigo otras siete.

Sin duda, también hay políticos y estadistas honestos. Conozco unos pocos. Todos deben practicar la astucia, tanto como la virtud de la veracidad. Deben ser inteligentes, perspicaces,ingeniosos y astutos, pero nunca aviesos. Deben saber cuándo, dónde y cómo hablar... o callar. No todo circunloquio o exageración es de por sí una mentira. Nadie discute que, en situaciones acotadas, puede haber conflictos de responsabilidades en los que los políticos tengan que decidir según su conciencia.

"Hubo muchos momentos difíciles. No podíamos decir la verdad y, a menudo, teníamos que callarla u ocultarla", me contó el ex presidente norteamericano Jimmy Carter tras una sesión del Consejo de Interacción. Y añadió: "Pero en mis tiempos no mentíamos en la Casa Blanca". Esto me impresionó profundamente.


Por Hans Küng
Para LA NACION

enero 22, 2008

UNIDOS PARA ALIVIAR AL PLANETA


En una época en la que la extinción de muchos recursos naturales se ve cercana y cuando los valores humanos parecen no imperar, un grupo de ecologistas, científicos, humanistas y religiosos se han dado a la tarea de tratar de revertir este fenómeno

Cristina Salmerón
El Universal
Lunes 21 de enero de 2008


En una época en la que la extinción de muchos recursos naturales se ve cercana y cuando los valores humanos parecen no imperar, un grupo de ecologistas, científicos, humanistas y religiosos se han dado a la tarea de tratar de revertir este fenómeno.

“Si el hombre ha destruido, también tiene que remediar”, afirman muchos de los dedicados a las cuestiones espirituales.

Por tal motivo, en México se realizará del 2 al 10 de febrero el Primer Festival Internacional de Espiritualidad, que contará con la presencia de más de 20 expertos de 11 países diferentes que estarán impartiendo conferencias, mesas redondas, talleres y sesiones de sanación y canalización.

De acuerdo con la organización del evento, las respuestas no se encuentran en ninguno de los maestros invitados en especial, pero se invita a buscar “la llave de sí mismo” con muchas distintas actividades prácticas.

La idea es ayudar a tomar conciencia de que el primer paso es saber realmente quién eres y para qué estás aquí en la Tierra y ofrecer las herramientas para contestar estas preguntas.

El director del Festival de Espiritualidad es el filósofo de la ciencia, nominado para el Premio Nobel de la Paz, Ervin Laszlo. Como uno de los mayores exponentes de los sistemas filosóficos y de la teoría de la evolución general, estará comunicando sus investigaciones más recientes en mesas redondas y diferentes charlas.