septiembre 04, 2008

Hacia una visión planetaria con David Spangler



Escritor y educador nacido en los Estados Unidos. Entre 1970 y 1973 vivió con la Comunidad Findhorn de Escocia, donde inició su programa educacional y escribió algunos libros. Ahora tiene su base en la Universidad de Wisconsin, donde continúa conferenciando y enseñando. Mantiene un delicado equilibrio entre la visión espiritual y las preocupaciones prácticas. Entre sus libros están Revelation y The Laws of Manifestation.

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Gente distinta llega a este tópico del planeta y su totalidad y la totalidad de nuestra especie desde diferentes puntos de vista; experiencias diferentes nos precipitan hacia esa captación, o hacia la búsqueda de ese darse cuenta. Por ejemplo, donde estoy viviendo, cerca de Milwaukee, uno de los tópicos principales que capturan la atención de la gente es la ecología, formas alternativas de energía, agricultura, biorefugios, aldeas con energía solar, transformación social y política. Resulta interesante salir de un año de ausencia en la Costa Oeste y participar de una conferencia en Asilomar donde no se dijo una palabra sobre energía solar, viviendas subterráneas, biorefugios, refugios nucleares o lo que tengan. Nada se dijo sobre conciencia social. Se dijo un montón sobre evolución personal, experiencia personal y ponerse en contacto con el espíritu interno de uno mismo. Fue algo mucho más experiencialmente orientado que cualquier cosa con la que haya tenido que ver durante los últimos doce meses.

Sin embargo, donde vivo, mucha energía parece estar orientada hacia preocupaciones sociales, y es allí donde la gente es impulsada a mirar hacia afuera y preguntar, "¿Qué necesita el planeta? ¿Qué requiere ello de mi?". En Asilomar estábamos conversando acerca de lo que podría constituir una conferencia exitosa y percibimos que para muchos el criterio del éxito era: "¿Logré la experiencia particular que estaba buscando?". Mientras que en noviembre efectuamos una conferencia en Milwaukee llamada "Transformación: Una visión de los '80 y más allá" donde el criterio del éxito era "¿Qué he aprendido - una habilidad práctica, una tecnología- que pueda ahora llevar a mi sociedad y usarla en mi vecindario o gobierno o iglesia o lo que fuera?".

Ambos puntos de vista, siento yo, resultan necesarios. Pues representan dos valiosas y validas polaridades o complementos.

En mi caso, el sentido de querer trabajar con y explorar la visión planetaria no surgió de ninguna de esas cosas. Brota de una conciencia social, que salió de una serie de experiencias místicas que se produjeron cuando era bastante joven; la suma total de lo que me llevó al punto de decir.

"El planeta es un ser viviente" - lo que de ningún modo fue un nuevo descubrimiento en la faz-de la tierra.

De hecho, esta es probablemente una de las pocas culturas en la historia que no ha tenido este concepto como parte de sus creencias ortodoxas. Pero para mi resultó ser una captación importante, puesto que emanó de una experiencia directa. Y mis imágenes de la Nueva Era, o un período de transformación evolucionaria, emanaron de dicha experiencia en el sentido de que como ser en evolución, nuestro planeta también esta dando algunos pasos que para el resultan probablemente subjetivos, pero que para nosotros son muy objetivos. Y a partir de allí para mi la pregunta ha sido: "¿Cuáles son las implicancias de ello en mi vida y para todos nosotros como colectividad?".

Mi perspectiva particular de las cosas ha sido orientada hacia la visión de la Tierra como un ser total evolucionando, pero su evolución - su encuadre temporal - es de una naturaleza bastante distinta a la nuestra. Ha salido un nuevo libro llamado Lifetide, del Dr. Lyall Watson. Es un naturalista y biólogo que ha escrito un número de libros; en uno de ellos explora la evolución y pone al frente algunas nuevas perspectivas sobre sus mecanismos. En un segmento particular, debate diversos marcos temporales, y dice que en el encuadre temporal de la Tierra lo que para un ser viviente representa un año podría ser el equivalente de un minuto. Sigue y dice:

"Además, la forma de la Tierra podría asumir una forma enteramente distinta. Vista desde el espacio, la atmósfera exterior configura la caparazón externa de una esfera, con la tierra sólida en su núcleo". De ese modo, el planeta podría parecerle a un ser así como un tubo hueco, con vida en su interior. Por supuesto, ha habido un número de experiencias místicas y psíquicas que la gente ha tenido con la Tierra como algo hueco. En efecto, desde tal perspectiva, está habitada en el interior. Ese biólogo dice que si elevaras tu conciencia al marco temporal de un ser de estructura terrestre -asumiendo a la Tierra como un ser viviente - lo que percibirlas seria exactamente ese tipo de mundo.

Ahora bien, para un ser de esa naturaleza, las preocupaciones de la humanidad ocupan una perspectiva distinta. En mi propia experiencia, esa perspectiva no se preocupa menos, pero decididamente posee una impersonalidad no humana al respecto, y encara de modo diferente nuestras propias experiencias evolucionarias.

Ahora, cuando pienso acerca de trabajar en la evolución consciente para tratar de ayudar al desenvolvimiento de mi mundo, una de las primeras preguntas que debo formularme es "¿En qué consiste ese mundo? ¿Estoy hablando sobre mi nación, mi sociedad, mi cultura, mi especie, todas las cosas que me son familiares? ¿Hasta qué punto deseo que vaya mi participación? ¿Cuáles son mis limites?" Por ejemplo, supongan que me percato de que al emprender el curso de alinearme con el desenvolvimiento de la Voluntad planetaria, llevándolo hasta su conclusión, yo y todo con lo que tengo familiaridad en mi sociedad tendrían que desaparecer. Quizás yo y todos mis amigos tendríamos que descorporizarnos. ¿Como manejarse con una imagen de esa naturaleza?

Bien, no estoy diciendo que esa sea la imagen correcta, pero sin embargo me encuentro confrontando posibilidades que me fuerzan a mirar más allá de mi perspectiva humana. Y cuando ello ocurre, tengo que preguntarme, "¿Es la perspectiva humana la perspectiva de mi especie o mi sistema particular de creencias?. ¿O estoy deseando olvidar esas particulares imágenes y visiones de cómo siento que el mundo debería ser y cómo tendría que funcionar, y pasar por encima de ese borde hacia un área que incorpora lo humano pero que asimismo lo trasciende?".

Para mí, el espíritu de la Tierra es consciente de ese principio totalista, y en consecuencia no funciona olvidando ni desconsiderando el bienestar humano o el bienestar de cualquier forma de vida o existencia sobre el planeta. Pero está buscando integrar-se, encarnarse más plenamente en la condición humana. Hace poco lo he visto escrito en un libro que discutía la Hipótesis Gaia: esta imagen de que la humanidad es el sistema nervioso del mundo, y que por fin hemos llegado al punto donde el mundo puede comenzar a reflexionar sobre si mismo. A través de la humanidad el mundo ha desarrollado una conciencia auto-reflexionadora.

Empero, yo sugeriría que en verdad todavía estamos a dos o tres peldaños de ese punto, puesto que todo lo que estamos reflejando en este momento es nuestra propia perspectiva humana de las cosas. Aún tenemos que desarrollar una conciencia planetaria reflexiva; o sea, todavía no pensamos en términos de qué significa esto para los árboles, para las rocas, para el suelo, para los ríos, y los ciervos y los antílopes. Por tal cuestión, todavía no somos muy acertados siquiera pensando sobre lo que significa para la humanidad: nos sale mejor cuando pensamos que significa para nuestra porción de humanidad.

Así que todavía no hemos alcanzado un plinto de captación planetaria, una reflexión planetaria donde podríamos decir "Somos de hecho la conciencia despertante del planeta".

Inicié mi propia exploración de estas cosas a partir de sentir que estaba esta presencia dentro del mundo buscando muchísimo exactamente esta especie de percatación reflexiva en una forma encarnada que pudiésemos comprender. Y quitando cualquier evidencia ulterior de las ballenas y los delfines, la humanidad es la especie particular dada a desenvolver tal cosa -inclusive si hallamos que las ballenas y los delfines ya lo están desenvolviendo, ¡eso no nos descarta! Somos todavía la especie físicamente más manipulativa, y somos quienes nos hallamos ocupadísimos alterando la faz de las cosas.

En cierto sentido, la humanidad es la concretización de la capacidad de la Tierra para formar imágenes y pensar. Con ello quiero decir que cuando pienso, cuando formo imágenes en mi mente, esas imágenes alteran entonces el efecto, días pautan mis experiencias-mi mundo. Y de hecho poseemos ese análogo efecto pautador.

Así, había empezado a decir, hay para mi un sentido de una anhelante presencia que busca corporizarse en la condición humana mediante aquellos que puedan descubrir en su propio darse cuenta una práctica, una disciplina, un modo de vida que podría expandir su pensamiento a fin de que puedan actuar no sólo a favor de su humanidad, sino también para servir como canales para los pensamientos de la Tierra. No veo esto primariamente en niveles individuales, sino en niveles colectivos. Si desarrollo o, no esta capacidad es importante para mi, pero a esta altura puede haber maneras en las que no pueda desarrollarlo como una persona sola. Pero podríamos desarrollarlo en relación.

Dado que esta aspiración se encontraba allí para que el espíritu de la Tierra tomara una encarnación mayor, los acontecimientos se configurarán consecuentemente para llevarla a cabo. Ese ha sido mi auto de fe guía durante estos años.

Referente a la conveniencia de colonias espaciales: Hay dos perspectivas diferentes que en un nivel parecen contradecirse una a otra. Una dice, "Vayamos al espacio exterior", y la otra está diciendo, "No, debemos hacer nuestra obra aquí en la Tierra y cuidar la Tierra". Desde ambas está emergiendo un sentido similar de "¿Cómo profundizamos nuestra percatación de lo que significa ser planetario - o sea, un ser que es parte del planeta, que representa al planeta, que es un agente para la encarnación del planeta, que es la encarnación del planeta? ¿Que significa ser más que un mero individuo en la sociedad, darse cuenta que la sociedad mayor de la cual somos parte es la biosfera ecológica integra y más todavía?.''

En la Isla Príncipe Eduardo de Canadá hay un biorefugio que han construido los Todd-es llamado "El Arca"- y que esencialmente es una enorme granja-árbol. Todos los árboles crecen en interiores, en un extenso invernadero, que también posee tanques verticales de peces donde estos crecen para proporcionar proteínas. Para vivir en esta casa, donde todo el calor " buena parte de la energía proviene de sistemas naturales - solar, eólica y biológica - uno tiene que saber mucho más que cómo girar una perilla para que se encienda la luz. Si uno no puede situarse en el encuadre mental de ser un granjero o más que eso - algo equivalente a, en Findhorn, Pan, especie de dios de la miniecología -, si uno no puede meterse en ese medio mental, su casa va a comenzar a derrumbarse. No va a tener calor meramente cuando lo desee; y menos va a tener la energía requerida: su fuente alimenticia va a morirse. Si voy a vivir en una casa de esa naturaleza, tengo que comenzar a pensar en mi mismo como un participante activo de una ecología.

Pero lo mismo seria verdad si salgo al espacio para una colonia espacial, puesto que allí no puedo permitirme olvidarme del hecho de que estoy viviendo en un sistema ecológico contenido, interdependiente, en el cual hay apenas un par de metros entre uno y el vacío. Un error de armonización con los procesos vivientes que me sostienen - con los que fácilmente podría desentonar aquí en la Tierra (o con los que podíamos desentonar) - equivaldría a la muerte en cuestión de horas en esa especie de ambiente. Así que allí también aprendo lo que significa no ser apenas una figura contra el fondo de un paisaje, sino una mezcla real, una danza fusionadora del ambiente y la figura. Hay allí un pulso, un ritmo, donde en un momento soy una identidad particular, y en otro momento soy la identidad de mi mundo -la esencia de mi mundo procurando manifestarse, tratando de expresarse.

Mi mundo se prolonga para organizarse a si mismo internamente, así puede dar un paso en la conciencia. Para mi, nuestro mundo esta involucrado en una gran danza de relación con dimensiones y seres muy removidos de lo humano. Tiene su propio entorno, en el cual se halla evolucionando, participando y contribuyendo; y desde el cual se halla recibiendo. Creo que mientras atravieso este proceso de maduración se hace posible para mi ser un miembro activo de mi entorno. Y todos atravesamos dichos procesos. Así lo hace mi mundo. En este exacto momento estamos viviendo a través de un dramático remodelamiento a nivel planetario, una mudanza de la conciencia planetaria.

A nivel humano la llamada a la unidad humana tiene definidos valores humanos. No poseemos idea alguna de lo que podríamos crear como especie si estuviésemos unidos; nunca lo hemos experimentado; carecemos de precedentes. Lo sé en aquellos momentos especiales cuando cada segmento de mi ser se junta, y me siento entero, parecería como si no hubiese nada que no pudiera lograr si me abocara a ello, y ninguna energía se desperdicia; todo apunta hacia ese logro.

Si eso sucediera a nivel de la especie, seria algo increíble. Pero la unidad humana también tiene un valor para el mundo como representando la creación de un formato, una matriz, un proceso viviente subjetivo e integrado, que permitiría cualidades que son transpersonales para que nuestro planeta las reciba, las experiencias, las establezca y las digiera.

Al perseguir este fin, parecería estar desarrollándose una yoga que es planetaria. Esta viniendo en tiras y pedacitos desde un número de fuentes que he mencionado, pero en conjunto define una senda del espíritu planetario. En tiempos pasados, adorábamos a la Tierra como si fuese un dios o una diosa, y no lo es. No es el Creador. Pero es un ser de gran poder. La espiritualidad planetaria, para mi, significa aprender a practicar cómo ser la encarnación de ese poder y presencia espiritual, aprender a practicar la perspectiva del alma mundial así como practico mi propia perspectiva, viendo que ambas no se chocan, que no se disipan ni disminuyen entre si. Puede ocurrir, así que tenemos que construir los puentes. Parte del trabajo en que siento se aplica nuestro tiempo es la construcción de esos puentes. No estoy seguro acerca de qué son esos puentes; sólo veo la necesidad de ellos y la necesidad de enunciar y trabajar para llevar nuestra conciencia hacia una vibración rítmica con la de nuestro planeta como entidad viviente.


© I.S.C.E. (Instituto para el Estudio de la Evolución Consciente).